Intermares, en el litoral norte de João Pessoa (Paraíba), es una de esas playas que se sienten auténticas desde el primer paso en la arena. Tiene una energía joven, una costa amplia y, sobre todo, un mar que suele regalar olas consistentes para quienes aman el surf. Además, su atmósfera relajada combina perfectamente con caminatas, deporte al aire libre y atardeceres que se quedan en la memoria. Por eso, si buscás un lugar donde el movimiento del mar marque el ritmo del día, Intermares encaja como un plan perfecto.
Al mismo tiempo, no es una playa “solo para surfistas”. De hecho, Intermares funciona muy bien para quien quiere alternar adrenalina y calma: un rato mirando el mar, después una actividad suave, y más tarde una parada gastronómica con brisa salada. Así, cada visita puede ser diferente, aunque el escenario siga siendo el mismo: arena clara, viento agradable y un horizonte que invita a quedarse un poco más.
Olas de Intermares: por qué el surf se siente tan natural aquí
Cuando se habla de Intermares, el surf aparece casi de inmediato, y no es casualidad. En varias épocas del año, las condiciones favorecen sesiones con buen ritmo, especialmente cuando el mar está más “armado” y las olas llegan con mayor constancia. Además, la playa suele recibir desde principiantes hasta riders con más experiencia, lo cual crea un clima de comunidad bastante especial.
Por otra parte, si estás empezando, vas a notar algo importante: en Intermares es común encontrar escuelas de surf y gente dispuesta a orientar. Así, aunque nunca hayas usado una tabla, podés aprender con seguridad y con un enfoque gradual. Mientras tanto, quienes ya surfean suelen aprovechar los picos con más confianza, porque el mar ofrece lectura y dinámica para trabajar técnica, remada y posicionamiento.
Sin embargo, como en cualquier playa con oleaje, conviene prestar atención al mar del día. Por eso, antes de entrar, mirá el comportamiento de las series, observá dónde están los locales y, si tenés dudas, consultá a una escuela o a alguien con experiencia. De hecho, ese pequeño hábito mejora muchísimo la experiencia y evita sustos innecesarios.
Un paisaje que acompaña: arena, brisa y atardeceres que se vuelven ritual
Más allá del deporte, Intermares también seduce por su escenario natural. La franja de arena suele ser generosa y, además, la presencia de vegetación y palmeras aporta un marco tropical sin excesos. En consecuencia, caminar por la orilla se vuelve un plan simple, pero muy efectivo, sobre todo cuando querés despejar la cabeza.
Asimismo, el atardecer en Intermares tiene fama por una razón: el cielo se enciende con tonos cálidos y el reflejo del mar hace el resto. Por eso, muchas personas lo toman como un ritual diario: llegan con tiempo, se sientan, conversan poco y miran mucho. Mientras tanto, la brisa termina de construir ese clima de pausa que tanta falta hace cuando la rutina aprieta.
En cambio, si preferís un plan más activo, la misma playa se presta para correr, entrenar o simplemente moverte con libertad. Así, Intermares combina bien con estilos distintos: el de quien busca contemplación y el de quien necesita acción para relajarse.
Actividades para quienes quieren más que toalla y sol
Intermares no se agota en el surf. De hecho, hay opciones para distintos perfiles y niveles de energía. Por ejemplo, el stand-up paddle puede ser una alternativa excelente cuando el mar está más tranquilo, porque te permite ejercitar el cuerpo y, al mismo tiempo, disfrutar el paisaje desde otra perspectiva.
Además, muchas personas aprovechan la zona para caminatas largas, estiramientos y rutinas de entrenamiento funcional. Por eso, si te gusta mantener movimiento incluso en días de playa, Intermares te lo pone fácil: hay espacio, hay luz, y el entorno ayuda. Mientras tanto, si vas en pareja o con amigos, la playa también funciona para planes espontáneos como jugar con pelota, sacar fotos o simplemente seguir el ritmo del día sin horarios rígidos.
Por otra parte, si tu idea es conectar con la naturaleza sin complicarte, lo mejor suele ser elegir horarios más tranquilos. Así evitás la sensación de “mucha gente”, y de paso el calor se vuelve más amable. De hecho, temprano por la mañana o al final de la tarde, Intermares muestra una versión todavía más agradable.
Gastronomía junto al mar: sabores de Paraíba con brisa salada
Después de una sesión de olas o de una caminata larga, la comida se siente como parte del premio. Y en Intermares, la gastronomía local suele girar alrededor de lo que el litoral sabe hacer bien: pescados, mariscos y preparaciones simples, pero llenas de sabor. Además, los quioscos y puntos de comida cercanos ofrecen opciones que van desde un plato más completo hasta algo rápido para seguir el día.
Asimismo, es común encontrar peixe frito, caranguejo y otras especialidades típicas, muchas veces acompañadas de bebidas refrescantes. Por eso, si el objetivo es sentir el ambiente de playa de forma completa, comer mirando el mar suma muchísimo. Mientras tanto, una caipirinha o un jugo natural ayudan a cerrar el combo, siempre con moderación si todavía vas a entrar al agua.
Sin embargo, más allá del plato, lo que marca la diferencia es el contexto: sentarte, escuchar el mar, sentir el viento y dejar que el tiempo pase un poco más lento. En resumen, en Intermares la comida no es solo “alimentación”; también es parte de la experiencia.
Ambiente local: comunidad surfer, hospitalidad y vida cotidiana real
Una de las razones por las que Intermares engancha es su ambiente. Hay un estilo de vida ligado al mar, a la tabla, al encuentro simple. Además, la gente suele ser accesible: si preguntás por un buen punto para entrar o por un horario más tranquilo, lo normal es recibir una respuesta amable.
Por otra parte, en la zona suelen aparecer ferias pequeñas y movimientos culturales, lo cual le da un toque más humano al paseo. Así, no se trata solo de “venir a la playa”, sino de sentir un barrio costero vivo, con su rutina, su comercio y su identidad.
Al mismo tiempo, esa comunidad crea un tipo de energía que se contagia: ves a alguien entrenando, otro ajustando la tabla, alguien caminando con mate o agua de coco, y sin darte cuenta te sumás al clima. De hecho, es fácil terminar el día con la sensación de haber “respirado” mejor.
Consejos simples para aprovechar Intermares con comodidad
Para disfrutar Intermares con tranquilidad, conviene ir preparado, aunque sin exagerar. Primero, el protector solar y un gorro ayudan mucho, porque el sol puede pegar fuerte. Además, una toalla liviana, agua y alguna protección extra para sombra hacen que el descanso sea más cómodo.
Si vas a surfear, también es buena idea revisar el estado del mar antes de entrar y, si necesitás, alquilar equipo en una escuela confiable. Por eso, incluso en un viaje improvisado, podés resolver todo ahí mismo sin complicarte. Mientras tanto, si tu plan es más familiar, elegir horarios de menor calor suele mejorar la experiencia para todos.
Finalmente, cuidar la playa es parte del plan: llevar tu basura, evitar plásticos innecesarios y respetar el espacio de los demás mantiene el lugar agradable. Así, Intermares sigue siendo ese punto especial al que siempre dan ganas de volver.
El último detalle que lo cambia todo: una playa que se queda contigo
Intermares no necesita prometer demasiado: su fuerza está en lo que entrega de forma natural. Olas con carácter, un paisaje que calma, comida con sabor local y un entorno que se vive sin pose. Por eso, tanto si vas por el surf como si vas por la brisa del mar, lo más probable es que salgas con esa sensación rara y buena de haber pasado un día “de verdad”. Y cuando una playa consigue eso, no se olvida fácil.
