La Playa de Coqueirinho es uno de esos lugares que parecen hechos para bajar el ritmo. Está en el litoral paraibano, a unos kilómetros de João Pessoa, y combina lo que muchos buscan en un solo día: acantilados imponentes, piscinas naturales cuando la marea ayuda, mar con tonos que cambian según la luz y un ambiente que, por lo general, se siente más sereno que en las playas urbanas. Además, el nombre no engaña: los cocoteros acompañan el paisaje y le dan esa estética tropical que queda grabada en la memoria.
Ahora bien, lo más interesante de Coqueirinho es cómo cada detalle suma. Por un lado, la forma de la costa crea rincones protegidos; por otro lado, las rocas y arrecifes dibujan pequeñas lagunas. Así, el plan puede ser simple y, aun así, completo: caminar, nadar con tranquilidad, descansar con vista abierta y, mientras tanto, comer bien en la misma orilla. Por eso, se volvió una elección fuerte para quienes quieren una experiencia de playa más natural, sin perder comodidad.
Un paisaje que se siente “cine” desde el primer vistazo
Al llegar, la vista suele provocar ese silencio involuntario: los acantilados de colores (naranjas, rojizos y terrosos) se levantan como paredes vivas junto al mar. De hecho, el contraste entre el azul del agua y esas capas de tierra crea un escenario que se presta para fotos sin esfuerzo. Además, cuando el sol baja, las sombras cambian la sensación del lugar, y el mismo tramo de arena puede parecer otro.
Sin embargo, Coqueirinho no es solo “bonita para mirar”. La playa tiene una vibra que invita a quedarse. Mientras caminás por la arena fina, el sonido de las olas se mezcla con el viento entre los cocoteros; en cambio, en días de mucho movimiento, la energía cambia, pero aun así el entorno mantiene ese aire de refugio. Por lo tanto, si la idea es sentir la naturaleza más cerca, este punto del litoral suele cumplir.
Piscinas naturales: el momento perfecto parece estar marcado por la marea
Uno de los grandes atractivos son las piscinas naturales que aparecen en marea baja. En ese horario, el mar se organiza en pequeñas “ventanas” de agua tranquila, rodeadas por rocas y formaciones que funcionan como barrera. Así, el baño se vuelve más seguro y relajado, especialmente para quienes prefieren evitar olas fuertes. Además, el agua suele verse más clara en esas zonas, lo cual hace que todo se sienta todavía más tropical.
Por otra parte, esas piscinas son un plan ideal para quienes disfrutan observar el fondo con calma. Con máscara simple se pueden ver pequeños peces cerca de las piedras, y, mientras tanto, el cuerpo descansa sin esfuerzo porque el oleaje no empuja. Eso sí: conviene entrar con cuidado, ya que algunas rocas pueden ser resbaladizas. En resumen, la marea es la “agenda” del día; si la acompañás, Coqueirinho se vuelve todavía más especial.
Qué hacer en Coqueirinho sin correr y sin perder nada
En Coqueirinho, lo mejor suele ser lo más básico. Primero, caminar por la orilla es casi obligatorio, porque el paisaje va cambiando y aparecen pequeñas ensenadas que dan ganas de parar. Además, hay puntos donde el ángulo de los acantilados permite fotos amplias, con el mar de fondo y esa textura natural que no necesita filtro.
Si te gusta un plan más activo, también podés nadar en zonas tranquilas o quedarte en las piscinas naturales cuando estén formadas. Mientras tanto, para quienes prefieren descanso total, una sombra bien elegida cerca de los quioscos hace la diferencia: en esa pausa, el cuerpo se recupera y la mente se apaga un poco. Por eso, la playa funciona tanto para familias como para parejas o grupos de amigos.
Además, muchas personas combinan Coqueirinho con paradas cercanas del litoral sur. De hecho, la región tiene varias playas conocidas, y armar un recorrido corto puede ser una buena idea si estás con auto o tour. Aun así, si tu objetivo es “un solo lugar para un día completo”, Coqueirinho aguanta perfecto, porque siempre aparece algo para mirar o hacer con calma.
Gastronomía frente al mar: sencillo, fresco y con sabor del nordeste
Después de playa, el cuerpo pide comida; y, por suerte, la zona suele tener opciones prácticas para resolver sin complicaciones. En los quioscos y locales cercanos, lo común es encontrar pescado, mariscos y platos típicos de la región. Además, la combinación clásica funciona: algo frito o a la plancha, un acompañamiento simple y una bebida bien fría. Por lo tanto, no hace falta mirar demasiado para comer rico.
Entre lo más pedido, aparecen opciones como pescado frito y preparaciones con cangrejo, además de bebidas como agua de coco para el calor. Mientras tanto, si preferís algo más liviano, normalmente hay alternativas con ensaladas o porciones para compartir. En cambio, si vas con hambre grande, pedir un plato completo y quedarte mirando el mar se convierte en el plan ideal. Así, la comida deja de ser “solo comida” y se vuelve parte de la experiencia.
Cómo llegar desde João Pessoa y qué tener en cuenta
Ir desde João Pessoa hasta la Playa de Coqueirinho suele ser simple, y por eso mucha gente la elige para una escapada rápida. En general, el acceso en auto es lo más cómodo, ya que te permite manejar horarios y, además, combinar con otras playas cercanas si tenés ganas. Por otra parte, también existen tours y traslados privados que resuelven el día sin estrés.
Sin embargo, para preventa de tranquilidad, conviene considerar dos cosas: el horario y la marea. Si llegás temprano, elegís mejor lugar, sacás fotos con luz suave y, además, evitás el pico de movimiento. En cuanto a la marea, ya lo sabés: si tu objetivo son las piscinas naturales, vale revisar la tabla y planificar alrededor de eso. Así, todo fluye mejor y el día rinde más.
Si querés ubicar el punto exacto en el mapa, este enlace puede ayudarte: Google Maps. De hecho, tener el mapa listo antes de salir evita pérdidas de tiempo, especialmente si vas en temporada alta.
Consejos simples para que el día sea redondo
Llevar protector solar y agua es básico; además, un sombrero o gorra suma mucho cuando el sol pega fuerte. Por otra parte, unas sandalias que se lleven bien con piedras te ayudan erleichar el acceso a zonas con rocas. Mientras tanto, si pensás quedarte hasta más tarde, una muda liviana o una toalla extra te salva.
Asimismo, cuidar el entorno también es parte del encanto: llevar tu basura y evitar pisar áreas frágiles mantiene la playa como la encontraste. En resumen, con pequeños cuidados, Coqueirinho se disfruta mejor y se preserva para la próxima vez. Y, aunque parezca obvio, llegar con tiempo y sin prisa suele ser el “truco” principal.
El detalle final que hace que quieras volver
Coqueirinho no necesita promesas exageradas: su fuerza está en lo natural. Entre acantilados que pintan el horizonte, piscinas naturales que cambian con la marea y un ambiente que invita a respirar más lento, esta playa se convierte en un recuerdo fácil de revivir. Por eso, si estás armando un recorrido por el litoral paraibano, dejar un día para Coqueirinho es una decisión inteligente. Y, al final, lo más probable es que te vayas con esa sensación rara y buena: facilitaste el día, y el día te devolvió calma.













